05.10.2012
“¡La droga debe estar en el zoo, enterrada y mandada al otro mundo! – así pensaba un joven de Krasnoyarsk, al despertarse con tan brillante idea a las dos de la madrugada. Llamó el servicio de taxi y se dirigió a cumplir lo tramado.
Poca suerte tuvo pues los inspectores de tráfico tampoco tenían sueño. Estos interceptaron al enterrador a medio camino del parque zoológico. Al comprobar los documentos del chofer llamó su atención el comportamiento extraño del pasajero. Los inspectores sospecharon que había algo raro e invitaron al joven los acompañara hasta el puesto de control. Pronto llegó el grupo de investigación, que halló una colección de narcóticos con un peso total de cuarenta gramos.
El joven de 21 años de Krasnoyarsk tenía la intención de enterrar en territorio del zoo anfetamina, metoxetamin, metilnaftalin y metanon. Había comprado la droga en agosto de este año a unos veinte mil rublos. Encontró al vendedor en un anuncio en la red. Luego de pagar la suma estipulada escondió la mercancía dos meses en su casa, hasta que cambió de idea sabiendo que podía ser castigado por la ley.
Ahora corre el peligro de pasar veinte años en la cárcel.