El alcoholismo es una adicción que consiste en la necesidad del afectado de consumir bebidas alcohólicas. Se trata de una conducta que el adicto no puede controlar, ya que cuenta con una gran dependencia tanto psicológica como física. Ésta se manifiesta en los síntomas del denominado síndrome de abstinencia, el cual se da cuando el individuo en cuestión no consume alcohol.

No caben dudas de que se trata de un problema muy habitual en la actualidad, el cual debe ser tratado porque es un riesgo muy grave para la salud. De hecho, frecuentemente el alcoholismo lleva a la muerte prematura del adicto a causa de intoxicaciones, cirrosis, hemorragias internas e incluso el propio suicidio, entre muchas otras.

En esta ocasión brindaremos información interesante sobre el tratamiento del alcoholismo. Si eres alcohólico o una persona muy cercana a ti lo es, no debes dudar en brindarle la ayuda necesaria para que pueda recuperarse de su problema y disfrutar de una vida libre de alcohol.

En primer lugar, es fundamental que el adicto pueda reconocer su problema. Esto se logra platicando con la persona en cuestión, y haciéndole ver que tiene una adicción, la cual es severa y puede traerle complicaciones sumamente peligrosas para su salud. Una vez logrado esto, cuando el alcohólico decida tratarse, lo más recomendable es acudir a una institución médica en donde realicen programas de desintoxicación.

Por lo general se da la estancia del paciente en la institución durante un tiempo determinado, el cual se fijará en relación con el progreso que el individuo tenga. En los programas de desintoxicación se utilizan ciertos medicamentos para evitar el síndrome de abstinencia y los efectos que provoca.

Además de esto, los alcohólicos pueden participar de terapias de grupo o psicoterapia para tratar profundamente aquellos problemas psicológicos que puedan tener que los hayan llevado a consumir bebidas alcohólicas.

Por último, cabe destacar que los tratamientos del alcoholismo en muchas ocasiones se valen de fármacos como el disulfiram, que hacen que el paciente llegue a sentir repudio hacia el alcohol debido a las fuertes resacas que produce consumir las dos sustancias.